Todos conocemos la importancia hídrica del Parque Nacional Los Haitises para la República Dominicana, de ahí que resulte entendible y justificable la ola de protestas y las voces alzadas cuando se dio a conocer la intención de instalar una planta cementera en dicho parque, es simplemente una abominación pensar en esto. Ese sería nuestro primer pensamiento ¿verdad?Pero por qué limitarnos a nuestro primer pensamiento; analicemos un poco la situación:
El distrito municipal de Gonzalo en Monte Plata se ha convertido en uno de los distritos más pobres de la región, con índices de desempleo y, por tanto, de pobreza elevados, lo que ha hecho que sus residentes tengan una calidad de vida muy por debajo de la mayoría de los que hoy se oponen y protestan por la iniciativa de levantar dicha empresa en este lugar. O me dirá alguien que todos estos “ecologistas” que pretenden ir a instalar campamentos en el lugar se levantan cada mañana pensando que darles a sus hijos de alimento.
No me malinterpreten, no estoy justificando nada, pero no es un secreto que una empresa como esta generaría cientos de empleos en la zona, lo que beneficiaría a igual cantidad de familias y, por tanto, a miles de residentes de la zona.
Recientemente vi una encuesta que arrojó como resultado que la mayoría de los residentes de la zona están a favor de la instalación de esta planta, precisamente esperanzados de que esto se traduzca en empleos para ellos. Y aunque no estoy dando dicha encuesta como totalmente cierta, esta conclusión me parece muy probable.
Aparte de esto, están los intereses empresariales. Hay compañías cementeras ya establecidas en el país que no quieren por ninguna manera que se instale una nueva planta porque, obviamente, nadie quiere nueva competencia.
Para ir cerrando el asunto, no creo que sea inteligente oponerse simplemente porque sí. Creo que se puede exigir otras medidas, quizás si se instala un poco más retirada de la zona calme los reclamos, tal vez si tuviéramos más credibilidad en las autoridades no dudáramos de la afirmación de que sería una planta “verde”, o sea, poco contaminante; o si, simplemente aquí se respetaran las leyes y cada compañía estuviera regulada según los estándares internacionales. Pero al final todo se mueve con dinero en este país, y el mejor postor será el que imponga sus intereses.
Para mis queridos “ecologistas”, sé que está de moda la nueva onda pro-naturaleza, pero que esto no nos nuble el raciocinio. Mientras muchos tomarán la idea de ir a hacer campamento en Los Haitises para protestar contra La Cementera, y quién sabe si hasta logren impedir su construcción, como algo “Cool”, algún padre de familia en Gonzalo se lamentará de esto y verá como se le escapa, nuevamente, una oportunidad de salir de la pobreza y darle una vida digna y alimentos a su progenie. Solo espero que se haga lo mejor para el país y sus ciudadanos.
